ADVERTENCIAS A MÍ MISMO

En el centenario del nacimiento de Norman Mailer

sábado, 26 de marzo de 2011

CONTORNO

CON ESTE ARTÍCULO INICIAMOS UN DEBATE QUE AÚN NO ESTÁ CERRADO ENTRE LOS ESCRITORES, INTELECTUALES, AMANTES DE LAS LETRAS. 

LOS INVITAMOS A PARTICIPAR DEL MISMO ENVIANDO SUS OPINIONES

La vuelta de ‘Contorno’

La reciente aparición “Contorno. Edición fascimilar”, editado por la Biblioteca Nacional, vuelve a poner en circulación la expresión “parricidas”, con que el crítico Rodríguez Monegal describió a los integrantes de esa publicación, caracterizados por la absoluta ausencia del nombre de Borges, la reivindicación de Roberto Arlt y Ezequiel Martínez Estrada y el neto corte y distanciamiento con personalidades como la de Eduardo Mallea, en los años 50 más leído e influyente que Borges. Juan José Sebreli, que integró aquel comité de redacción, recuerda aquellos años.

Por Juan José Sebreli

El club de la pelea. De izq. a der., Carlos Correas, David Viñas, Ismael Viñas, Juan José Sebreli, Rodolfo Kusch y Oscar Masotta.

La Biblioteca Nacional acaba de publicar un facsímil de la revista Contorno con un prólogo lúcido e irónico de quien fuera su codirector, Ismael Viñas, que tal vez moleste a algunos colaboradores o lectores de la revista. Contorno surgió del clima singular de los años 50, cuando la acción política prohibida encontraba un sucedáneo en las actividades culturales. Sus antecedentes estaban en el ambiente universitario, en la revista del centro de estudiantes de la UBA, en el fracasado proyecto de Las ciento y una, dirigida por H.A. Murena, en las discusiones de la bohemia de los cafés literarios de la calle Viamonte.
Eran los años de boga del existencialismo, y como tal se describía toda actividad cultural no conformista. Tanto Ismael como David Viñas aclararon que Contorno, contra la opinión corriente, no tuvo una influencia sartreana, con la excepción de Oscar Masotta, Carlos Correas y yo que, además, constituíamos un subgrupo al margen del grupo central.
No puedo eludir la referencia personal al hablar de Contorno, puesto que uno de los participantes en el film documental sobre David Viñas [David Viñas, un intelectual irreverente, de Pablo Díaz, N. de R.] sostuvo que yo presumía de mi incidencia en esa revista. Esta intencionada afirmación no es compartida por Ismael Viñas que, por el contrario, sostiene en el prólogo que mi intervención tuvo un carácter “prominente”. Un detonador de la orientación contorniana, tal como lo señala también Ismael Viñas, fue mi articulo “Celeste y colorado”, publicado paradójicamente en la revista Sur, destinada a convertirse en la antagónica de Contorno.
También David Viñas, en una entrevista con Beatriz Sarlo, reconoció que realicé “casi todo el programa de la revista”. Algunos estudiosos consideraron asimismo, mi artículo publicado en la primera página del primer número, como un manifiesto de los contorneanos nunca escrito porque faltaban programas prefijados y acuerdo entre sus colaboradores, ni aun entre los Viñas. Ismael señala “el error de quienes nos ven como ‘los hermanos Viñas’, no como individuos, sino como algo así como siameses”. Sus vidas se desarrollaron por distintos caminos, David se inclinó por la ficción y la critica social de la literatura argentina; Ismael, luego de sus preocupaciones iniciales por la poesía, optó por la militancia y la teoría social y económica. También las opciones políticas de los dos hermanos fueron disímiles.
Los números de Contorno dedicados a Roberto Arlt y a Martínez Estrada, los reiterados ataques a Eduardo Mallea y la total ausencia del nombre de Borges –salvo una breve nota de Ismael acerca de un cuento muy secundario– reflejaba el clima intelectual de la época. El reconocimiento de Arlt –que no había logrado en vida– fue en parte consecuencia del fervor de algunos jóvenes de la década del 50, aunque, por diversos motivos, en algunos casos porque descubríamos en él a un precursor de Sartre. David Viñas lo tomaba, en cambio, como figura de choque contra los atildados escritores del establishment como Mallea, incluso por el uso del voseo. La implantación en la literatura de un lenguaje argentino o rioplatense fue uno de las constantes de los contornianos y tema de un polémico artículo de Oscar Masotta en el tercer número.
Martínez Estrada, aunque redescubierto por un miembro de Sur, H.A. Murena, conoció su verdadero apogeo en los años 50 con la nueva generación contestataria que lo veía como al Sarmiento del siglo XX Su auge unía a los opuestos –Sur y Contorno– en la boga literario filosófica de la búsqueda de la “identidad nacional”. La faceta irracionalista de esta tendencia no faltó en Contorno a través de los textos de F.J. Solero y de Rodolfo Kusch, dos incondicionales de Murena.
El silencio respecto a Borges era también muy significativo de la época. Borges fue ajeno a esa generación, lo veíamos como un sobreviviente del ludismo del grupo martinfierrista. Nos parecía más útil atacar a Mallea que era entonces más leído e influyente que Borges. David Viñas lo admitió años después: “A mí Borges no me interesaba, la polémica era con Mallea, a quien se le veía mucho más que a Borges”. Los tiempos han cambiado desde entonces, Borges se convirtió en un ícono intelectual, en tanto que Mallea ha sido olvidado.
Si no hubo una ideología definida de Contorno, puede decirse que reflejó, antes que nada, una actitud, un estado de ánimo de ciertos sectores intelectuales. Los contorneanos se oponían, en el plano literario, por igual al costumbrismo, al realismo socialista, al formalismo y al surrealismo. En el plano político rechazaban el elitismo de las clases altas conservadoras, el nacionalismo católico, la esclerosada izquierda ortodoxa, incluido el incipiente nacionalismo de izquierda, criticado por Ramón Alcalde en su nota sobre Jorge Abelardo Ramos. El rechazo a la cultura oficial peronista –incidía la influencia de los antecedentes radicales de los Viñas– no podía ser explícito porque hubiera significado la clausura de la publicación y, tal vez, la cárcel de sus responsables. Sólo después de la caída de Perón le fue dado dedicar un número al peronismo, donde Ismael manifestaba el desencanto por la llamada Revolución Libertadora y Tulio Halperin Donghi se incorporaba a la revista con un certero análisis del peronismo.
Después se produjo en algunos miembros del comité de redacción la efímera seducción por el frondizismo. A Frondizi, político pragmático, no le interesaban los intelectuales ni las ideas, buscó a los colaboradores de Contorno sólo porque tenían influencia en el movimiento estudiantil. Estas afinidades fueron frágiles y breves y durante su vigencia, Contorno, significativamente, dejó de aparecer. Su reaparición se produjo no menos significativamente como consecuencia del desencanto ante el giro inesperado del frondizismo. Lo que no había podido realizarse en la acción se transformó en pensamiento crítico. En los números 9 y 10, que serán los últimos –si se exceptúa dos cuadernos posteriores–, la revista cambió de contenido, abandonó por completo los temas literarios. Aunque sus redactores nunca abundaron –muchas firmas eran seudónimos de los Viñas– se redujeron drásticamente a tres. David Viñas no intervino en ese número póstumo y Noé Jitrik fue excluido del comité de redacción por tener un cargo en el gobierno. La disolución del grupo estaba anunciada. Puede hablarse de una segunda época de Contorno donde dejó de ser una revista cultural para transformarse en el portavoz de una minúscula fracción de frondizistas arrepentidos que intentaron crear una alternativa de izquierda. El primer Contorno había comprendido que el papel del intelectual debía ser la critica social y política a través de las expresiones culturales de la Argentina, y ése fue su aporte imperecedero. El segundo Contorno mostró lo ilusorio del proyecto del “intelectual orgánico” que pretende orientar al político.

No hay comentarios:

Publicar un comentario